La transición socio demográfica ha condicionado que las sociedades urbanas incorporen estilos de vida sedentarios y un consumo de alimentos ricos en lípidos, azúcares y pobres en fibras. En este sentido, México ha cambiado de una condición de alta prevalencia de bajo peso y déficit de crecimiento, hacia un escenario marcado por un incremento de la obesidad que acompaña a enfermedades crónicas como la diabetes, reflejándose en una alta incidencia de obesidad y sobrepeso en edades más tempranas.
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